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Omar Cáceres, Carlos Rogati, Miguel Itzigsohn, César Mondinalli y Francisco Muñoz en el recuerdo de la Dra. Elisa Felicitas Arias

En la jornada en que se celebra la recuperación del emblemático telescopio astrográfico de la FCAG que llevará el nombre del Prof. Miguel Itzigsohn -Don Miguel- una de sus discípulas, la Dra. En Astronomía Elisa Felicitas Arias, rememora aquella época de formación junto a dichos astrómetras.

"Fui estudiante de la entonces Escuela Superior de Astronomía y Geofísica de la UNLP, a donde ingresé en 1971. En primer año solamente cursábamos una materia en el Observatorio, Astronomía General. Estábamos ansiosos por descubrir la observación astronómica, lo que debía llegar a partir del segundo año de la carrera, con Astronomía Esférica y Práctica.

Cursar "Esférica" implicaba no solamente la posibilidad de iniciarse en la observación, sino que nos ponía en contacto con un grupo humano peculiar. El Departamento de Astrometría Extrameridiana era de corte masculino, y entre cinco señores se repartían responsabilidades de encuadrar a los estudiantes. En la enorme oficina había distribuidos bastantes escritorios y una gran mesa central sonde se apilaban hojas con apuntes y cálculos. Cuenta la leyenda que, en las noches nubladas, una vez desplazados los papeles, ella servía de mesa de ping-pong en espera de cielo despejado.

Era responsabilidad del Departamento de Astrometría Extrameridiana llevar adelante las observaciones destinadas a contribuir en los servicios internacionales de movimiento del polo, del cálculo del tiempo universal y del seguimiento de pequeños planetas. Ello implicaba una dedicación casi permanente, que integraba la observación, la reducción de las observaciones, el cálculo de resultados y, finalmente, su envío a los respectivos servicios en múltiples copias de papel transparente tipeadas con una máquina de escribir mecánica.

A principios de la década del 70, Miguel Itzigsohn, Omar Cáceres, César Mondinalli, Carlos Rogati y Francisco Muñoz formaban el equipo científico del Departamento de Astrometría. Habían establecido una fluida cooperación con instituciones nacionales (Servicio de Hidrografía Naval, el entonces Instituto Geográfico Militar que es actualmente el Instituto Geográfico Nacional y el Observatorio Naval de Washington), y con organizaciones internacionales (International Time and Latitude Service, International Polar Motion Service, Bureau internacional de l'heure, y Minor Planet Centre).

Los estudiantes nos iniciábamos en la observación con el buscador de cometas, un telescopio refractor pequeño, liviano, de corta distancia focal y operado manualmente. Así, aprendíamos a orientar un telescopio. Pero la función por la cual este instrumento fue instalado en el Observatorio no fue precisamente didáctica, sino exploratoria, para detectar objetos no estelares, a veces no catalogados, como podían ser los cometas.

La astronomía fotográfica constituyó un gran apoyo a la astrometría. Proveyó de material "perenne" abriendo la posibilidad de archivar las placas fotográficas para realizar verificaciones, y aún hoy constituye una valiosísima base de datos para la determinación de movimientos propios en la construcción de grandes catálogos de estrellas.

Ejemplos de la importancia de la preservación de las placas astrométricas son la elaboración de los catálogos de entrada para las observaciones de los satélites astrométricos globales Hipparcos en los años 80 a 90, y recientemente para el satélite Gaia, proyecto en ejecución de la comunidad astronómica internacional que resultará en un marco de referencia en el dominio óptico con posiciones de más de mil millones de estrellas, asteroides y cuásares.

El anteojo astrográfico Gautier tomaba placas fotográficas del cielo cuyos resultados contribuían a calcular elementos orbitales de asteroides en el Minor Planet Centre (MPC) de la Unión Astronómica Internacional. Creado en 1947, el MPC hoy continúa funcionando en el Smithsonian Astrophysical Observatory.

En el grupo de astrónomos del Departamento de Astrometría, Carlos Rogati estaba a cargo de las tareas asociadas al anteojo astrográfico. Con Don Carlos aprendíamos la técnica de obtención de una placa fotográfica, que incluía la selección de la zona a observar, la visita a los relojes del sótano para verificar la base de tiempo, la verificación de reloj en la cúpula, el posicionamiento del telescopio, la corrección fina de coordenadas para obtener un asteroide con imagen puntual.

Una noche de observación era rica en aprendizaje, había que incorporar un ritual de gestos que de a poco devendrían mecánicos. En un lenguaje moderno, diríamos que se trataba de seguir rigurosamente los procedimientos establecidos en un sistema de calidad.
La placa fotográfica lista y revelada pasaba rápidamente al proceso de lectura de coordenadas del objeto en estudio y de las estrellas de referencia, para concluir con la llamada "reducción de la placa" que arrojaba aplicando una transformación, las coordenadas ecuatoriales del asteroide gracias a aquellas de las estrellas de referencia.

Carlos Rogati y Frnacisco Muñoz trabajaban con poco descanso en esta tarea. Es la fuerza de quien disfruta con su trabajo, y es lo que nos transmitían, además de conocimientos.

El anteojo astrográfico de La Plata, escudriñando el cielo sin descanso, permitió descubrir un no despreciable número de asteroides. Algunos de ellos honran con sus nombres a Itzigsohn y Muñoz, quienes participaron en sus descubrimientos.

Estos recuerdos de la época de estudiante me llevan hacer un balance de la contribución de estos cinco hombres al avance de la astronomía en Argentina. Silenciosos, trabajadores, empeñaron esfuerzos para ubicar a la astronomía argentina al nivel de los países líderes en el estudio de la rotación de la Tierra en los años setenta; convenios con instituciones extranjeras resultaron en la instalación y responsabilidad científica de la operación y explotación de datos de un tubo cenital fotográfico en Punta Indio, y de un astrolabio impersonal de Danjon en la isla de Tierra del Fuego, conllevando la creación de una nueva estación astronómica.

La astrometría platense tuvo durante décadas un vacío de vocaciones que ellos supieron revertir. Nos enseñaron a valorar la importancia de la medida, la necesidad de las referencias. Nos mostraron que el mejor resultado se obtiene si se trabaja con rigor. Nos dieron un ejemplo de dedicación y de humildad, al punto que nunca se mostraron agobiados por las escasas muestras de reconocimiento a sus labores. Gracias al impulso que nos imprimieron existe hoy en el Observatorio una astrogeodinámica en evolución, y conectada con el resto del mundo".

Actualizado el 24/10/2019