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138º aniversario del Observatorio: Acto homenaje a la Dra. Ana María Platzeck, Reinhardt Glinschert y "Tino" Saullo

En la mañana del martes 23 de noviembre, las autoridades de la Facultad de Cs. Astronómicas y Geofísicas, la comunidad de esta Facultad, familiares y amigos de las personas homenajeadas, vivieron una jornada cargada de emoción y recuerdos al compartir algunos trazos de la vida de Ana María, Reinhardt y Tino. Nombres propios que engloban vidas dedicadas a la docencia, investigación, oficios y técnica al servicio de esta institución más que centenaria.

Es así que se descubrió una placa con el nombre de la Dra. Platzeck, en el Aula B de la Facultad y otra en los antiguos talleres de Mecánica y Carpintería "en homenaje a dos trabajadores contemporáneos, Reinhardt Glinschert y "Tino" Saullo. Reinhard, un mecánico de precisión muy destacado, y Tino, un carpintero de lujo para la Facultad", en palabras del Lic. Raúl A. Perdomo, Decano de Facultad de Cs. Astronómicas y Geofísicas.

Acto homenaje a la Dra. Ana María Platzeck

Primer plano del Lic. Raúl Perdomo junto a la placa aún sin descubrir de Ana María Platzeck.

En primer lugar, el Lic. Perdomo, el Agrim. Gabriel Platzeck, hermano de Ana María, y la Lic. Fernanda Montero, colega, amiga, y antes discípula de Ana, compartieron vivencias y partes de la vida familiar y profesional de Ana María.
El Lic. Perdomo dijo, "es un acto muy sentido porque Ana María fue una persona muy querida en esta Facultad, muy respetada y tuvo algunas características personales verdaderamente sobresalientes. También tuvimos a su papá, el Dr. Ricardo Platzeck, una persona brillante.

Ana llegó a la Facultad en el año 1975 junto con Jorge Agudín, ella era muy jovencita, venía a hacerse cargo dentro de la Facultad, de la mecánica cuántica. Lo que ocurrió con la Física en la Facultad en esos años, fue un antes y un después, un momento significativo. Agudín falleció a los pocos años y Ana se tuvo que hacer cargo de todo ese trabajo, aún siendo muy jovencita, lo asumió con compromiso y se hizo cargo de organizar la Física en la Facultad. Nidia Morrell, una de sus alumnas, recuerda que en las clases de Agudín, Ana se sentaba y tomaba apuntes junto con los alumnos y luego a la hora de los trabajos prácticos, el profesor y ella como su ayudante, se sentaban a resolver los problemas con sus alumnos.
Ana tuvo momentos muy difíciles en su vida pero se sobrepuso, incluso hasta los últimos momentos que vino a nuestra Facultad y le estamos enormemente agradecidos.

Finalmente, quiero explicarles por qué elegimos este lugar al que le hemos puesto su nombre. Podría parecer un lugar extramuros, sin embargo, el aula B tiene un mobiliario que antes estaba en el aula del edificio principal y que tiene la historia de todos nosotros; no hay otra aula así. En esos bancos nos sentamos algunos de nosotros y antes, muchos otros. Ana dio clases en aquel espacio y luego en esta aula durante muchísimo tiempo.

La idea surgió a partir de la profesora Claudia Giordano, de designar un aula con el nombre de Ana y hoy estamos cumpliendo con esto".

En la imagen están familiares de Ana María y colega en FCAG.

Luego, habló Gabriel Platzeck quien agradeció a las autoridades, docentes y todo el personal del Observatorio por realizar este homenaje, a la vez que agradeció la visita periódica de colegas y amigas de Ana en los últimos momentos, "siempre iban al hospital y a la casa, con visitas permanentes que la animaban mucho. Como familia hablaremos de Ana María en el espacio familiar porque de toda la vida profesional, ustedes saben mucho más que nosotros".

Su hermano, mencionó a varias personas que conocieron a Ana María desde su infancia y que en estos días le hicieron llegar testimonios alusivos a su persona. "Han hecho honor de los conocimientos, la paciencia y la forma en que ella transmitía su saber. Aquí hay representantes de la familia, sobrinos, nietos e hijos míos. Ana María desciende de una familia de docentes, es la cuarta generación de personas que se han dedicado a esta noble profesión".

:n la imagen están el Lic Perdomo y a la der. el Dr. Gabriel Platzeck quien lee sobre aspectos de la vida de su hermana.

"En la casa de mis padres, la física por el lado paterno y la matemática del lado materno se respiraban todo el tiempo. Ana María siguió las huellas de mi padre estudiando Física. En nuestra casa había espejos parabólicos, lentes, varios libros científicos y técnicos, literatura variada en castellano, en inglés, en alemán. Había muchas herramientas relacionadas al trabajo con vidrios y pensamos donar algunas cosas al Observatorio.

...Tuvimos, sin dudas, en nuestro padre Ricardo, al mejor maestro que pudiéramos imaginar, además de estos objetos había un equipo de música valvular, un equipo de alta fidelidad donde escuchábamos muchas obras de Mozart para violín, Beethoven, a Eduardo Falú y luego a Mercedes Sosa. La música fue una compañía para Ana y para todos nosotros".

"Yo estudié ciencias duras y siempre le pedía ayuda a Ana en distintas materias...sus apuntes memorables, ella se ponía a escribir y después de desayunar ya tenía resuelto el problema, me ayudaba también con algunos problemas, cuando trabajaba en CONAE".

Gabriel Platzeck compartió mensajes como el de una compañera de primaria de Ana María en esos años en Bariloche, María del Carmen Maiztegui, "Ana María se sentaba detrás de mí, era muy callada, excelente alumna, tranquila, con una sonrisa bondadosa, tranquila, en clase nunca hablaba, me acuerdo de su pelo oscuro, corto y con una hebilla que mantenía su pelo al costado. Tengo un recuerdo sereno, bueno y apacible de Ana María y ya de grande supe de sus logros".

También recordó que Ana María finalizó la secundaria en el Colegio Nacional de Bariloche en 1963, se recibió a los 16 años. "De esa época, el Dr. Carlos Balseiro, hijo de Antonio Balseiro con quienes vivíamos en casas vecinas, recuerda, "Ana tuvo una actitud que resalta su noble personalidad: donaba el 100% de su beca para ayudar a compañeros que estaban en peores condiciones académicas; el Dr. Enrique Gaviola, profesor del Instituto organizó una institución que se llamaba Alumni y con la beca de Ana María y otros aportes menores, distribuía ayudas económicas a alumnos sin beca".

En este acto homenaje, están presentes personas como "Zulma y su hija que cuidaron a Ana María todo el tiempo a lo largo de su enfermedad, así como Alfonsa, que nos cuida desde hace unos 40 años y también es parte de la familia", agregó Gabriel Platzeck.

También mencionó palabras alusivas a Ana de parte de Pablo Tognetti, CEO de Arsat, "me acuerdo muy bien de ella, nos cruzábamos el pabellón 6 del Centro Atómico Bariloche, era callada, seria y muy modesta".

Conrado Varotto también hizo llegar su testimonio, "recordar a Ana María no es posible de hacerlo sin recordar en conjunto a la familia Platzeck que tuve la suerte de conocer siendo un joven alumno de Física en Bariloche; Ana era encantadoramente reservada pero no tímida, era una jovencita que irradiaba amor al prójimo y los valores que eso conlleva".

Luego destacó las palabras de alumnos de Ana María como Marcelo Suárez, Ana Vázquez y Marcelo Colazo quien escribió, "tengo los mejores recuerdos de ella, fue un lujo que me dio la Facultad, haber cursado mecánica analítica con Ana María, su claridad y solidez para exponer sus conceptos, el profesionalismo con que nos enseñaba a pensar como científicos y, al mismo tiempo, su calidez, hacían de ella un ser humano excepcional...".

Vista general de las personas que están frente a la placa de la Dra. Ana María Platzeck.

Para finalizar, Gabriel Platzeck leyó una carta de su hijo José, sobrino de Ana María que está haciendo un doctorado en letras modernas en España. Antes recordó, "mi hermana tenía una biblioteca diversa y además de obras de premios Nobel, y tantos, había una colección de Asterix y también había libros con tapas duras e imágenes del Topo Gigio llamados "Los grandes inventos del señor humanidad". Eran unas caricaturas excelentes con funcionamientos mecánicos como el de la máquina a vapor, un barco, un automóvil, todo con el respaldo teórico era de un físico eminente, Jorge Agudin, que le dio valor científico y técnico. Ana tenía esta colección para sus sobrinos. Aún se consiguen en Internet y les recomiendo que los busquen.

José envió estas palabras... solo cuando fui adulto entendí por qué la tía Ana tenía libros infantiles perfectamente ordenados en un estante de su armario. Cuando era pequeño simplemente pensaba que eran parte de su biblioteca como cualquiera de los otros. De pequeños rompíamos cosas, la tía guardaba los libros en su armario y de algún modo mediaba nuestra relación con ellos. Creo que me gustaban porque siempre olían a nuevo, me gustaba también tener que pedírselos.

Lo que sucedía es que aprendía una relación de cuidado con la literatura y con las cosas en general, la tía comunicaba así una enseñaba usando ninguna pedagogía vertical o imperativa sino con un ritual propio que acabaría entendiendo con mucha lentitud. Hay ahí una forma de cariño sutil pero no por eso menos intensa...-guardaré esto por vos, por ustedes, como si fuera mío, estará acá para cuando lo quieras, solo tenés que pedirlo y lo buscaremos juntos...para los que amontonamos palabras, las vidas que comunican con menos verbalidad tienen un misterio profundo. La tía habitaba nuestro mundo con esa clase de profundidad, la presencia serena de las personas que sabes que están sin que tengan que decirlo. Estás acá todavía tía. Te quiero, José".

En la imagen están por descubrir la placa de Ana M. Platzeck. A la izq., la Dra. Claudia Giordano y a la der. el Dr. Gabriel Platzeck.

En la imagen se observa la placa homenaje a Ana María Platzeck, ya descubierta por la Dra. Giordano y el Dr. Platzeck.

Palabras de la Lic. María Fernanda Montero

"El primer cartelito que tengo dice "no llorar", voy a tratar...Qué decir de Ana, una persona de gran humildad, una amiga, de las grandes personas, que generó y genera cosas como éstas, que nos reunamos hoy, amigos, compañeros, familia, compartiendo nuestros recuerdos de ella que es la forma de tenerla siempre en nuestro corazón, además de millones de cosas que todos conocen: excelente docente, una verdadera maestra, con todo lo que significa esa palabra: persona que se perfecciona en el acto de enseñar. Era una excelente científica...Ana era de otro tiempo. En su escritorio, sentada en su pequeña banqueta, llenando hojas de desarrollos impecables, de una elegancia extrema.

Contestaba preguntas, desde las más simples a las más complejas con cariño y respeto, a cualquier persona que llegara a la oficina con preguntas extrañas. Cualquier otra persona podría haberse reído de una pregunta pero Ana no. Ella se sentaba y le explicaba a quien fuera, porque tal vez su pensamiento no era del todo correcto y trataba de ayudarlo y llevarlo por un camino. Sus apuntes son famosos y todavía circulan en el Observatorio y afuera también, apuntes de electromagnetismo y magnetohidrodinamia.

El otro día nos reunimos con Pato (Patricia Sallago) pensando en este homenaje y ella me dijo una frase que me encantó: Ana no se merece una placa, ¡se merece una pirámide! Era tan, tan bella. Esa frase sintetiza todo lo que sentimos sus discípulos, sus amigos, familia, todo el cariño y la admiración por ella".

En la imagen están las colegas y amigas de Ana María. A la izq. Patricia Sallago, Fernanda Montero, y a la der. Alejandra De Vito.

Fernanda mencionó frases que Ana María compartía con ellas, "lo perfecto es enemigo de lo bueno", y lo decía cuando nos empeñábamos en alguna cosa y no queríamos salirnos de ese análisis y teníamos que salir adelante aunque no fuese perfecto".

"Finalmente, lo que puedo decir para ella es gracias, gracias. Y gracias a la vida por haber tenido el privilegio de compartir tantas charlas de la vida, de cosas cotidianas cuando la llevaba a su casa de City Bell y yo seguía para mi casa. Voy a extrañar esas discusiones, armar los ejercicios para las materias.

La extraño muchísimo pero lo bueno es que las enseñanzas de Ana van a vivir en cada uno de nosotros cada vez que demos una clase, investiguemos un tema, ella siempre va a estar acá en nuestro corazón".

Acto homenaje a Reinhardt Glinschert y "Tino" Saullo

Luego de descubrir la placa de Ana María Platzeck, el público presente se trasladó a los antiguos talleres mecánico, de herrería y carpintería.

En la imagen están Analía Saullo, otro familiar de Tino Saullo y la der. Axel Glinschert.

Entre el público presente, estuvo Analía Saullo, hija de José y sobrina de Tino, junto a otros familiares, así como Axel Glinschert, hijo de Reinhardt y compañero Nodocente. El Decano de esta Facultad señaló, "esto es parte de la conmemoración del 138º aniversario del Observatorio; nos pareció que una buena forma de homenajear al Observatorio y a todas las personas que trabajaron acá, hacer un homenaje con un componente muy fuerte en la docencia y también en el trabajo.

En la imagen están los familiares de José y Tino Saullo.

En una parte estaba el taller de mecánica fina donde trabajaba Reinhardt y la mecánica gruesa se hacía en otro lugar, también estaba la herrería donde trabajaba José Saullo y su hermano Tino que estaba en el pabellón de carpintería -el actual buffet-. Además de los homenajeados quiero recordar también a José Saullo, herrero quien hizo una buena parte de las rejas de nuestro predio".

Sobre Reinhardt Glinschert señaló, "era un mecánico exquisito, había heredado eso de su papá, uno de los históricos mecánicos que vivieron en los primeros tiempos del Observatorio. Eduardo Fernández Lajús me comentaba y recordaba todo lo que Reinhardt hizo junto a él para volver a poner en marcha nuestro telescopio reflector.

Recuerdo Axel, cuando siendo un niño correteabas con tu pelo muy blanco atrás de tu papá".

Axel Glinschert comentó, "quiero agradecer porque tengo los mejores recuerdos de mi infancia acá dentro, esta es mi segunda casa y una segunda familia, así es que tengo que expresar mi gratitud a las autoridades y al gremio por esta conmemoración de dos trabajadores. Recuerdo mucho a Tino y a José".

Luego, el Lic. Luis Martorelli, señaló, "recién, en el homenaje de Ana María se me cruzaron muchas figuras, tuve la suerte de conocer a su padre, a ella y a José y Reinhardt y esto me preocupa porque ¡los años no pasan solos! Recuerdo anécdotas de este taller, venir desde Óptica a plantear algún problema y el técnico se mimetizaba con el conflicto del científico. Reinhardt nos miraba y tranquilizaba, lo viví con todos los técnicos de alta precisión como el papá de Axel, con Tino. Se sentaban a escucharnos para comprender qué es lo que queríamos y era muy impresionante tener el respaldo de toda esta gente, era clave para que el proyecto pudiera andar. Agradezco el homenaje a ellos por lo que han hecho en el Observatorio".

Luego, hubo palabras de Gustavo Tinto, compañero de trabajo de Reinhardt en el Taller Mecánico y, actualmente, delegado gremial Nodocente, "cuando pienso en Reinhard, lo primero que me sale decir es gracias; porque gracias a él, yo pude ingresar a esta hermosa institución y tener la suerte de trabajar junto a él. Lo recuerdo como una persona amable, apasionada por su trabajo. Con la capacidad de realizar cualquier tarea o pedido, ya sea para el laboratorio de óptica como para los ingenieros.

No me alcanzaría el tiempo para contar todas y cada una de las anécdotas que tengo con el; pero hay una que me marcó para siempre ya que me hizo entender que yo no lo sabía todo como pensaba. A su lado, mi sabiduría quedaba en segundo plano. Él me enseñó tanto y con tal dedicación que me enorgullece decir que fue un maestro para mi y le voy a estar siempre agradecido por ello".

El Lic. Perdomo agregó sobre Tino Saullo, "algunos le decían el ebanista por lo fino que era en su trabajo, amaba su trabajo y tenía particularidades fantásticas. No había que apurarlo mucho, cuando alguno de nosotros venía por algún tema, nos decía -pibito, sentate y aunque le dijera que no, él insistía, -sentate y sino, no hacemos nada. Había que sentarse, tomar unos mates. Tino bajaba la radio donde había una sintonía que nunca supimos cuál era, porque era tango y tango a todo volumen. La llamábamos "Tinotango".

En la imagen se observa a las personas presentes escuchando al Lic. Raúl Perdomo.

Con Tino nos tocó una epopeya, que fue a instalar la estación astronómica de Río Grande en 1959. Tino había hecho un trabajo magnífico para llevar acondicionado el instrumental que se iba a instalar. Había que desembalarlo algo que era complicado, estuvimos alrededor de un mes y fue un baluarte extraordinario con la cantidad de problemas que hubo que resolver. Además, a la noche cocinaba".

Perdomo agregó que en aquella época los chicos de la Guardería estaban en el parque del Observatorio porque no había alambrado y Tino solucionaba cualquier problema que tuvieran con el mobiliario. "Tenía una dedicación al trabajo verdaderamente notable.

Cuando hablaba si había hecho mucha viruta, era la señal de un asado de viernes. Venían Laurentino Cabrera, Osvaldo Ferrer, y Pinciroli que tocaban la guitarra y no me acuerdo qué otro instrumento, en esa época había una verdadera fraternidad entre la gente del Observatorio que queremos que sostenga a lo largo del tiempo".

En la imagen hay público en el parque que escuchan las palabras sobre Reinhardt, Tino y José Saullo.

 

 

Actualizado el 27/11/2021